Foto - Sebastián Felipe Abondano

Por: María Fernanda Medrano

Cuando un joven decide ser pintor, escritor, bailarín, cineasta o cualquier otro tipo de artista en este país, no sabe la dura realidad a la que tendrá que enfrentarse una vez esté completamente comprometido con el tema. Pues no solamente será parte de su vida el hecho de que gran parte de su familia y de la sociedad determinen su decisión de vida como la errónea, sino que además deberá enfrentarse con el hecho de que los pocos que han triunfado y abierto un camino en las artes colombianas no están dispuestos a permitir, con ninguna facilidad, que nuevos talentos hagan parte del escenario artístico del país. Este caso se ve en repetidas ocasiones y con múltiples casos.

Es quizá por el hecho de que quienes lograron el éxito, sufrieron tanto para conseguirlo, que les cuesta compartirlo, o quizá es porque aquellos que están dentro del medio, no consideran que otros puedan tener el mismo don que ellos; pero la realidad es que el medio artístico colombiano se ha convertido en una rosca más de las miles que predominan este país.

Un ejemplo claro llama mi atención, y es quizá porque es uno de los gremios más complejos; pero el cine se ha limitado a un selecto grupo de personas que controlan los pocos presupuestos y las premiaciones. Desde hace, quizá, cinco o seis años, el mismo grupo de realizadores vienen ganando todas las convocatorias y festivales que se realizan en Bogotá, lo que crea una pregunta, ¿será acaso posible que tan solo un puñado de colombianos tenga buenas ideas? La verdad es que yo creo que no. Y esto hace que una nueva pregunta nazca, ¿cómo es posible que no se reconozca el talento nuevo cuando salta a la vista? ¿Cómo es posible que sea reconocido por extranjeros e ignorado por los propios? Es esta, además de cuestión, la respuesta a porque tantos colombianos buscan refugio en otros países donde sí es posible ser alguien cuando en principio no se era nadie. Lo que lleva a una nueva conclusión, qué será del cine colombiano cuando aquellos en las sombras tengan su momento de gloria… ¿Será que entonces veremos realmente cine?

Colombia ha probado ser un país lleno de talentos esparcidos, esperando por una oportunidad, pero que nunca logran concretarla, esto, por supuesto, también viene siendo culpa de los propios artistas que fallan en la creación de nuevos espacios y que sucumben ante la derrota momentánea convirtiéndola en eterna.

Por eso es tan necesario que se generen plazas y que se impongan tendencias, pero por sobre todo, que se creen gremios y asociaciones donde no solo se acepte el nuevo talento sino donde el inexperto tenga una oportunidad de crecer y de ver que es posible lograr echar a andar nuevos proyectos.

Que todo esto quede rondando en nosotros para que como público demandemos cosas nuevas, donde podamos identificarnos más, de las que nos sintamos orgullos y que hagan vibrar nuestros corazones.

¡Ya es hora, abramos nuevos caminos!

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